EUROPA
PRESS
3 octubre
2021
Ser
feliz al principio de la vida adulta, antídoto contra la demencia
Mientras que las investigaciones han
demostrado que una mala salud cardiovascular puede dañar el flujo sanguíneo al
cerebro aumentando el riesgo de demencia, un nuevo estudio dirigido por la
Universidad de California (UC San Francisco), en Estados Unidos, indica que una
mala salud mental también puede pasar factura a la cognición.
La investigación, publicada en el 'Journal of Alzheimer's Disease', se suma a un conjunto de pruebas que relacionan
la depresión con la demencia, pero mientras la mayoría de los estudios han
apuntado a su asociación en etapas posteriores de la vida, el estudio de la
UCSF muestra que la depresión en los primeros años de la vida adulta puede
conducir a una menor cognición 10 años después y a un deterioro cognitivo en la
vejez.
Los investigadores utilizaron métodos estadísticos
innovadores para predecir las trayectorias medias de los síntomas depresivos de
aproximadamente 15.000 participantes de entre 20 y 89 años, divididos en tres
etapas de la vida: edad avanzada, mediana edad y juventud.
A continuación, aplicaron estas trayectorias predichas y
descubrieron que, en un grupo de aproximadamente 6.000 participantes de edad
avanzada, las probabilidades de sufrir un deterioro cognitivo eran un 73 por
ciento más altas para los que se estimaba que tenían síntomas depresivos
elevados en la edad adulta temprana, y un 43 por ciento más altas para los que
se estimaba que tenían síntomas depresivos elevados en la edad avanzada.
Estos resultados se ajustaron en función de los síntomas
depresivos en otras etapas de la vida y de las diferencias de edad, sexo, raza,
nivel educativo, índice de masa corporal, antecedentes de diabetes y hábito de
fumar. En el caso de los síntomas depresivos en la mediana edad, los
investigadores hallaron una asociación con el deterioro cognitivo, pero ésta se
descartó cuando se ajustaron a la depresión en otras etapas de la vida.
"Varios mecanismos explican cómo la depresión puede
aumentar el riesgo de demencia", afirma la primera autora, Willa Brenowitz, doctora en Filosofía y Letras, del Departamento
de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la UCSF y del Instituto Weill
de Neurociencias.
"Entre ellas está que la hiperactividad del sistema
central de respuesta al estrés aumenta la producción de las hormonas del
estrés, los glucocorticoides, lo que provoca daños en el hipocampo, la parte
del cerebro esencial para formar, organizar y almacenar nuevos recuerdos",
añade.
Otros estudios han vinculado la depresión con la atrofia del
hipocampo, y un estudio ha demostrado tasas más rápidas de pérdida de volumen
en las mujeres, subraya la investigadora.
Al estimar los síntomas depresivos en cada etapa de la vida,
los investigadores juntaron los datos de los participantes más jóvenes con los
de los aproximadamente 6.000 participantes de más edad y predijeron las
trayectorias medias.
Estos participantes, cuya edad media era de 72 años al
inicio del estudio y que vivían en casa, habían sido inscritos por el Estudio
de Envejecimiento de la Salud y Composición Corporal y el Estudio de Salud
Cardiovascular. Se les hizo un seguimiento anual o semestral durante un máximo
de 11 años.
Aunque se utilizaron valores supuestos, los autores
afirmaron que no se han realizado estudios longitudinales a lo largo de la
vida. "Las trayectorias de los síntomas depresivos imputados se ajustan a
una curva en forma de U, similar a las tendencias relacionadas con la edad en
otras investigaciones", señalan.
Los participantes fueron examinados en busca de depresión
utilizando una herramienta llamada CESD-10, un cuestionario de 10 puntos que
evalúa los síntomas en la última semana. Se encontraron síntomas depresivos
moderados o altos en el 13 por ciento de los adultos jóvenes, el 26 por ciento
de los adultos de mediana edad y el 34 por ciento de los participantes de mayor
edad.
A unos 1.277 participantes se les diagnosticó deterioro
cognitivo tras la realización de pruebas neuropsicológicas, pruebas de
deterioro global, uso documentado de una medicación para la demencia u
hospitalización con demencia como diagnóstico principal o secundario.
"En general, descubrimos que cuanto mayores eran los
síntomas depresivos, menor era la cognición y más rápidas eran las tasas de
deterioro, explica Brenowitz, que también está afiliado al Departamento de
Epidemiología y Bioestadística de la UCSF. Se descubrió que los adultos mayores
que se estimaba que tenían síntomas depresivos moderados o altos en la edad
adulta temprana experimentaban un descenso de la cognición a lo largo de 10
años".
Dado que hasta el 20 por ciento de la población sufre
depresión a lo largo de su vida, es importante reconocer su papel en el
envejecimiento cognitivo, dijo la autora principal, la doctora Kristine Yaffe, de los
departamentos de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento y de Epidemiología y
Bioestadística de la UCSF.
Yaffe precisa que "se
necesitarán trabajos futuros para confirmar estos hallazgos, pero mientras
tanto, debemos examinar y tratar la depresión por muchas razones".